El esfuerzo engendra alegría
Del 4 al 7 de agosto del 2017 en San Antonio de Prado, a una hora de Medellín se llevaron a cabo las Misiones. Participaron veinte chicas, entre militantes, jóvenes que van los sábados y algunas universitarias que nos conocen recientemente.
Las Misiones empezaron con un día de retiro el 23 de Julio, los días siguientes al retiro se dedicaron a preparar por comisiones las actividades y materiales que se necesitarían para los talleres de niños, jóvenes y adultos.
Llegaron el viernes en la noche, y por ser primer viernes de mes, empezaron en la parroquia con la Adoración Eucarística. Allí participaron algunos feligreses y el grupo de misioneras.
El día sábado 5 se inició la Misión con la Eucaristía y el envío misionero. Se organizaron por patrullas para cubrir algunos sectores y se pasó en parejas por algunas casas visitando las familias del barrio “Palo Blanco”. Simultáneamente se realizó una brigada de salud con atención a adultos y niños, en la que participaron una cruzada, una militante, una estudiante de enfermería del lugar al que fuimos y los padres de una de las jóvenes que asiste frecuentemente los sábados.
En la tarde tuvieron actividades para niños y adultos, y se pasó por las calles anunciando el rosario de antorchas que tendríamos al finalizar la tarde. Se animó por medio de algunas canciones que cantamos todas en el parque principal. Se tuvo un Rosario de Antorchas por las calles, del cual participaron personas que salían de la Eucaristía y algunos misioneros que pertenecen a la parroquia.
El domingo por la noche se invitó al final de la Eucaristía a pasar al salón parroquial para tener un festival. Se presentaron dos números hechos por los niños que asistieron a los talleres: una representación sobre Jesús como buen pastor y una coreografía con la parábola del amigo inoportuno. La Militantes presentaron una obra llamada “La Celosa”, que hizo reír mucho al público.
El día lunes se terminó la Misión con la Eucaristía y la Asamblea final. Las participantes hablaron de lo mucho que les ayudó el vencimiento propio cuando se dirigían a las familias. También, luchar contra la timidez para dar un consejo oportuno y palabras de aliento a quienes lo necesitan. Se compartió sobre la experiencia de rechazo de personas que no querían escuchar y cómo esto, antes que desanimarse, era un medio para ofrecerse. Compartimos algunos testimonios de las chicas.
Camila Morales, 19 años.
“Estas misiones me ayudaron a ser más generosa con mi tiempo para darlo a los demás. Creo que si soy ordenada en la universidad puedo dedicarme más en la formación dentro de la Milicia y dedicarle más tiempo a Dios”.
Les dejamos
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algunas
Jimena, 20 años.
“Lo que más me impactó fue ver a una abuela enferma encerrada en su casa, con la sed de recibir a Jesús y no poder hacerlo. Yo que puedo recibirlo todos los días, debo poner más amor”