Disfrutar una comida en familia, puede parecer algo normal, pero unos alumnos de la Universidad Marista de Guadalajara agregaron unos ingredientes extras: 1.- Cocinar personalmente, 2.- En una cocina ajena, 3.- En casa de una familia de la periferia de la ciudad.
​
Se formaron 7 equipos que se distribuyeron en 7 familias para compartir con personas de otra zona habitacional con una casa humilde pero digna. La misión fue preparar la comida y compartir la mesa con ellos, simplemente para conocerse. Aunque se puede considerar una acción sencilla aquí les recogemos las impresiones de algunos de los alumnos que participaron de la actividad.
Alondra Poblete, estudiante de Mercadotecnia . 19 años
“Para mí enfrentarme a esta realidad fue significante porque soy hija única, entonces, el que nos tocara una familia bastante numerosa diría yo, pues fue distinto, porque son 12 personas viviendo en la misma casa. No pensé que fueran tan cálidos con nosotros, tan animados y alegres. Percibí en ellos que están agradecidos con lo poco que tienen, por como viven, que no importa si sean ricos o pobres mientras estén juntos como familia nada más importa.”
Diego Muro, estudiante de Contabilidad. 19 años.
​
“Nunca había ido a una casa así donde hubieran tantas personas viviendo en un mismo lugar, eso sí me impactó bastante porque en mi casa cada quien tiene su espacio y no nos gusta que se metan en él. El aprendizaje que me llevo es valorar lo que tengo, dar gracias y la felicidad porque a quien nos recibió no le importaba compartir lo mucho o poco que tenía sino ver a toda su familia junta.”
Florencia Paillaud, estudiante de Mercadotecnia . 19 años
“Me llama la atención que ese mismo día que nos conocieron Jesús y Erika nos dijeron que por favor regresáramos y que ahí teníamos “nuestra casa”. Me impacta el lazo que pudimos formar, por parte de los dos (de ellos como de nuestra parte) y que aunque sea gente que apenas te conoce, te abre las puertas completamente de su casa y de sus vidas. Tú crees que vas a ir a enseñar o ayudar, pero al final te das cuenta que ellos te enseñan más a ti”
Emmanuel Ventura, estudiante de Contabilidad. 19 años.
​
“Me sentí feliz y pleno conmigo mismo al hacer algo por alguien más que le provocaba felicidad. Yo muchas veces no cocino ni para mí mismo, el hacerlo para ellos y ver su sonrisa fue algo que me llenó mucho y me causó mucha alegría, sin duda lo repetiría. Y mi máximo aprendizaje de esta experiencia fue que lo material no es lo fundamental. Me sirvió para darme cuenta que a veces uno se atormenta con problemas más pequeños o insignificantes. Esta salida cambió mucho mi forma de ver la vida.”
me llenó de
alegría"
"Ver su sonrisa